Las ventas: Una profesión noble



Todos los individuos nacemos con ciertas aptitudes que son necesarias para vender.  Unas personas tienen más aptitudes que otras, pero otras desarrollan ciertas actitudes que sumadas a las aptitudes iniciales se convierten en vendedores natos. 

La RAE, en sus dos primeras ascepciones define “vender”:
1. tr. Traspasar a alguien por el precio convenido la propiedad de lo que se posee.
2. tr. Exponer u ofrecer al público los géneros o mercancías para quien las quiera comprar.

Estas definiciones son un poco mezquinas porque no menciona los servicios. Lo cierto es que sea un bien o un servicio lo que se vende, detrás de esta venta hay una transacción, un intercambio. Hoy en día, el intercambio se realiza con dinero, en el pasado – cuando no estaban lo suficientemente desarrollados los sistemas financieros – cuando el dinero era metálico (oro, plata, cobre), el intercambio era más o menos limitado. Y lo era mucho más limitado cuando el intercambio obligaba a que coincidiesen las necesidades entre compradores y vendedores: trueque.

Dar algo a cambio de algo, intercambiar, es vender y lo hacemos desde que somos niños y vamos perfeccionando la técnica, consciente o inconscientemente. Si un individuo quiere conquistar a su pareja, debe venderse.   Esto implica que debe conocer lo que la pareja potencial necesita y debe exhibirlo. 
Si el mismo individuo quiere encajar en un sistema social debe “comprar” el mismo sistema de valores. 

Como vender y comprar son las dos caras  de la misma moneda – en este ejemplo concreto – es evidente que el individuo, a lo largo de su vida se pasa intercambiando con sus parientes cercanos, amigos , y desconocidos en diferentes facetas.

A pesar que hay personas que dicen “que no les agrada las ventas”, esas personas no han sido conscientes que su desarrollo como individuos ha sido posible al interactuar en los sistemas sociales y para aquello han recurrido a procesos básicos que se dan en las ventas.

¿Ciencia o arte?
Si la medicina es una profesión y para covertirse en doctor hay que prepararse, estudiar, investigar, etc., las ventas exigen lo mismo. El vendedor profesional no improvisa, se prepara, se forma. Si el pianista pule su arte con la práctica, de la misma forma el arte de vender exige la práctica.

Hay intelectuales que con cierta soberbia minimizan la exigencia de los niveles de cognición que implica la venta como profesión. Quizás, si profundizase más allá de lo superficial y se preguntase quién vendió la mesa de cirugía, los instrumentos como el electroencefalograma o electrocardiograma en un hospital, entonces sería un poquito más humilde y apreciara que el vendedor es un individuo especial porque no cualquier persona tolera el rechazo y un vendedor debe estar “vacunado” contra el rechazo, debe automotivarse él/ella solo, debe perseverar.

No cualquiera puede ser vendedor, las ventas exigen individuos únicos y excepcionales.

Miembro Asociado de ALAVEPRO
Agente para el Ecuador de sistemas de envasado, empacado y etiquetado

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